No cabe duda lo maravillosa que es la constitución del ser humano, el cual está conformado de un sistema biológico integrado por un conjunto de órganos y mecanismos que funcionan en la gran mayoría a la perfección, pero no solo para subsistir, sino su estructura va más allá, pues cuenta con una infinidad de facultades que le llevan a actuar de manera extraordinaria, porque en su funcionamiento, viene acompañado de muchas capacidades y habilidades que lo hace tremendamente poderoso, desde el dominio físico como hasta los dominios mental, emocional y espiritual, y que a pesar de tener miles de años de existencia, a la fecha, todavía se tiene poco explorado.
Por mucho tiempo permanecimos apáticos ante nuestra realidad al simplemente esperar que algún día el mundo como las circunstancias se iban a transformar por sí solas, y eso gracias a los fanáticos católicos que hasta la fecha por sus creencias religiosas anularon y siguen anulando al ser humano poniéndolo en una posición pasiva a merced de la Divinidad, sin embargo, siendo el ser humano su mayor obra, bajo esa misma tónica, Dios nos proporcionó su poder creativo para convertirnos en co-creaadores con Él, y es ahora cuando nos encontramos frente a la gran posibilidad de llevar a cabo hoy mismo un gran cambio en todos los aspectos, y eso, gracias a las capacidades y habilidades innatas que todo humano tiene, claro, en su gran mayoría en potencia.
Entonces, con base en lo anterior, es evidente el hecho de que la educación se convierte en el mayor recursos que tiene toda nación para preparar a su población para salir adelante y enfrentar los retos que impone la propia existencia en una continua senda de progreso hacia el bienestar de la propia humanidad y ésta debe de enfocarse en el desarrollo de habilidades, tanto físicas como cognitivas, más que en la acumulación de tantos conocimientos que a la postre, son pocos los utilizados, aunque es de reconocer la necesidad de contar con un conocimiento superficial pero general o universal, pues de esa manera el hombre, en su afán de elegir a qué dedicarse, el tener una visión más amplia de las áreas de conocimiento, puede tomar una mejor decisión.
Es interesante cómo el proceso de evolución ha ido cambiando, pues en un principio el esfuerzo humano fue dirigido hacia la observación enfocada al entendimiento de cómo funcionan las cosas, luego el estudio tuvo un giro para descubrir la razón de dicho funcionamiento y su origen para más tarde aparecer un nuevo viraje al indagar qué nuevas cosas se podían desarrollar y de ahí se pasó del conocimiento a la innovación, Eso fue lo que más caracterizó a los Siglos XIX y sobre todo el XX; de ahí la transición de la ciencia hacia la inclusión de la tecnología, hecho que propició grandes avances, impactantes descubrimientos pero más asombrosos desarrollos en todos los ámbitos.
En este tiempo, cabe preguntarse, ¿qué sucedió en la dinámica laboral que nos ha llevado a estos niveles de progreso y en los que se ve un horizonte todavía mucho mayor de oportunidades de creación? El hecho de que, a través de la generación de la libre empresa, centros de investigación, instituciones sociales se crean las condiciones adecuadas para que el ser humano despliegue su potencial, es decir, propiciar un ambiente laboral para aplicar en conjunto toda clase de habilidades enfocadas a la creación o resolución de algo y de cosas. Ese algo, denominémosle sueño o necesidad, aterrizado en algo más claro y concreto llamado <<objetivo o meta>>, detonó el trabajo creativo, en algunos casos individual y en muchos otros, colectivo, de tal manera que cada vez las creaciones han sido más complejas, pero a su vez, más ambiciosas, de mayor envergadura y con el fin de optimizar recursos económicos y tiempo, ha surgido la necesidad de llevar a cabo una adecuada y eficaz administración de proyectos.
La propia labor cotidiana en la que a raíz de la siempre presente escasez de recursos cada organización –independientemente de su giro- se enfoca a ser cada vez más productiva, rentable y competitiva para lograr sus metas, es de ahí el establecimiento de proyectos que pueden incluir desde la inclusión de nueva tecnología aplicable a cualquier área como el análisis de tiempos y movimientos dentro de la serie de actividades que conforman los procesos operativos y ejercer acciones hacia la mejora continua para lograr la optimización de tales procesos como el rediseño de otros tantos para finalmente volverse más eficientes. Todo esto es lo que ha provocado la necesidad de desarrollar y aplicar una diversidad de habilidades para que el trabajo se lleve a cabo y se logren los resultados esperados. Entonces, si mucho del progreso actual se debe al despliegue de múltiples habilidades en el ser humano, cabe preguntar, ¿qué son las habilidades?
Se entiende por habilidad aquella capacidad (habitualmente innata) que un individuo tiene para hacer correctamente algo, cumplir una función y similares. La distinción clave es la «capacidad de realizar» puramente dicha.
En general, se identifican tres clases de capacidades: las interpersonales o sociales (como la comunicación asertiva, la empatía, la negociación), las cognitivas (como la observación, el análisis, la evaluación, la síntesis, la toma de decisiones, el pensamiento crítico, el creativo, el abstracto, el sistémico y el estratégico) y las habilidades para el manejo de las emociones (como la motivación, entusiasmo, pasión, estrés, frustración, etc.).
Las habilidades laborales son aquellas inherentes a la propia persona, que no tienen que ver con su conocimiento técnico sino con su carácter y que, por lo tanto, diferencia a un trabajador de otro que, a priori, están igual de preparados técnicamente para un puesto.
También existen las capacidades técnicas, que son todas aquellas habilidades físicas, el conocimiento y la experiencia que permiten a las personas realizar tareas específicas relacionadas con el trabajo. Muchas personas asocian el término “habilidades técnicas” con campos y roles.
Las habilidades interpersonales, también conocidas como competencias transversales o habilidades blandas, son el conjunto de capacidades individuales y destrezas sociales con las que cuenta una persona a la hora de interactuar con los demás propiciando vínculos estables en un contexto determinado. Cabe reconocer que estas habilidades cada vez han ido tomando relevancia a raíz de trabajar por procesos y por proyectos, ya que en ellos se involucra a gente con diversas formaciones académicas, diferentes experiencias, disparidad generacional, distintas culturas, etc., resaltando más diferencias que similitudes, haciendo la experiencia del trabajo, por un lado, más enriquecedor, sin embargo por el otro, más complejo.
Adicionalmente hay que tomar en cuenta las habilidades intrapersonales, capacidades que nos permiten conocernos a nosotros mismos. De esta forma, somos capaces de desenvolvernos en la vida de un modo eficiente, así como enfrentar abiertamente los retos o desafíos que la misma vida nos impone. Estas generalmente las empresas las dan por sentadas, es decir, ya se perciben como algo ya dado en las cuales no hay nada que hacer, y sin embargo, son en muchas ocasiones la fuente de una diversidad de conflictos que afectan los ambientes laborales y retrasan los proyectos, porque en general, la gente no se conoce a sí misma y en esa ignorancia cae en el autoengaño de pensar que ella está bien y que son los demás los que están mal. Temas como confianza en sí mismos, valía personal, actitud, sentido de vida, metatividad, motivación, ética y congruencia, inteligencia emocional. En nuestra experiencia, es muy común ver casos en que como técnicos las personas son buenas, pero en lo humano son nefastas y es común ver casos en donde esos individuos son considerados valiosos para las organizaciones por sus conocimientos, sin embargo, a pesar de ello, se tiene que prescindir de sus servicios por su pésima forma de ser y como consecuencia de su proceder. Hacen más daño que beneficio a la organización.
En un mundo capitalista y competitivo, toda clase de empresas, grandes y chicas buscan que sus empleados cuenten –al margen de sus conocimientos, especialidades y experiencia técnica- con una diversidad de habilidades que garanticen una efectiva interacción y óptimo desempeño y que causalmente los sistemas educativos muchas veces no las consideran, fomentan o desarrollan y en otros casos sólo las abordan de manera colateral, pues para ellos todavía es más importante la transmisión de conocimientos que la adecuada formación de sus alumnos. ¿Cuáles son esas habilidades que buscan las empresas? Estas son las siete más valoradas:
- Pensamiento crítico.
- Inteligencia emocional.
- Flexibilidad cognitiva.
- Soluciones disruptivas.
- Liderazgo y coordinación.
- Capacidad de negociación.
- Gestión de proyectos.
Pensamiento crítico.
Hay tantas definiciones como expertos han tratado el tema, pero quizás una de las más simples y precisas es la que hizo Francis Bacon (1561-1626) —no confundir con el pintor— en 1605. <<El pensamiento crítico es tener el deseo de buscar, la paciencia para dudar, la afición de meditar, la lentitud para afirmar, la disposición para considerar, el cuidado para poner en orden y el odio por todo tipo de impostura>>. Desde una perspectiva más moderna, el pensamiento crítico se entiende como la capacidad de analizar y evaluar la consistencia de los datos y razonamientos, en especial, de aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana, y saber identificar y descartar las llamadas fake news, especialmente relevantes en la actualidad por su proliferación y rápida viralización mediante las redes sociales.
Las fake news, de hecho, tienen mucho que ver con lo que se conoce como efecto bandwagon y éste se da gracias a la ausencia del análisis crítico de la realidad. El término se refiere a una teoría psicológica sobre el estudio en el manejo de las masas, según la cual los individuos adoptan conductas e ideas por el mero hecho de que una gran mayoría de personas lo hacen sin cuestionar ni analizar nada previamente. Actuar como coloquialmente decimos, <<como borregos>>. El mejor antídoto contra esta tendencia es el fomento y desarrollo del pensamiento crítico.
¿Qué ventajas proporciona el pensamiento crítico? El sentido crítico nos ayuda a discernir entre argumentos mediocres y brillantes, entre postulados sin fundamento y aquellos bien sustentados, a distinguir la información de valor de la prescindible, a desmontar prejuicios, a hallar conclusiones bien fundamentadas, a generar alternativas, a mejorar la comunicación y, en definitiva, a ser dueños de nuestro pensamiento y actuar en consecuencia y no ser objeto de manipulación ni engaño. Aunque es una actividad cognitiva estrechamente relacionada con la razón, la finalidad del pensamiento crítico está orientada a la acción y es aplicable a cualquier aspecto de nuestro día a día, incluida la resolución de problemas o la toma de decisiones, por lo que su ámbito de influencia va desde el personal al laboral, político y social.
¿Se puede adquirir el pensamiento crítico? Algunos expertos consideran que sí, sobre todo si esa formación comienza en la etapa escolar. En la edad adulta se vuelve más complicado, pero hay algunas actitudes que pueden ayudar: analizar la información en pequeñas dosis —la importancia de los detalles y la búsqueda de los matices—, practicar la curiosidad y el escepticismo —hacerse preguntas y contrastar a través de otras fuentes— y cuestionar todo lo que nos dicen —sobre todo, si va en línea a nuestras propias creencias—.
Inteligencia emocional.
Cuando hablamos de inteligencia emocional (IE), nos referimos a la habilidad de entender, usar y administrar nuestras propias emociones en formas que reduzcan el estrés, ayuden a comunicar efectivamente, empatizar con otras personas, superar desafíos y aminorar conflictos. Esto nos conduce a saber gestionar y estabilizar las emociones en cualquier momento dado ante cualquier circunstancia. Consiste en aprender a mirar en el interior de sí mismo para reflexionar en profundidad sobre los sentimientos que se tienen en un momento dado y las ideas que los detonan. Comprender la manera de pensar y actuar de sí misma. Por otro lado, ayuda a una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios o ante la necesidad de afrontar sucesos inesperados.
Dado que las emociones son parte inherente de la naturaleza humana, éstas están a flor de piel, es decir, listas para aparecer en cualquier momento gracias a la aparición de un determinado estímulo, por lo que, entonces la inteligencia emocional es requisito indispensable en cualquier ámbito de nuestras vidas. En el ámbito laboral, podemos mencionar tres típicos ejemplos de ello: permite construir relaciones positivas con los compañeros de trabajo; tomar mejores decisiones, y manejar el estrés ante situaciones de alta presión.
Flexibilidad cognitiva.
La Flexibilidad Cognitiva o Flexibilidad Mental se puede definir como esa capacidad que tenemos en el cerebro para adaptar nuestros pensamientos y por ende conductas a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas. Ho en día es entrenar al pensamiento para que se vuelva un facilitador de experiencia humana y no una barrera al crecimiento.
En una época donde el mundo nos presenta y demanda tremendos cambios, es fundamental contar con esta habilidad, dado que la flexibilidad cognitiva se ha convertido en un aspecto determinante en el actuar del ser humano. Ya no se trata simplemente de adaptarse al cambio, sino ahora el reto es adaptarse a la velocidad del cambio, sobre todo cuando el entorno nos exige a ejercer un cambio de conducta, de pensamiento o forma de relacionarnos, para adaptarnos correcta o convenientemente a las nuevas situaciones.
¿Cuáles son los beneficios de la flexibilidad? Nos ayuda a mejorar nuestro rendimiento físico al no tener tanto desgaste ante la resistencia de lo novedoso, y por tanto, a reducir el riesgo de padecer alguna lesión en nuestro sistema cardiovascular o linfático. En el ámbito físico, entre mayor sea la capacidad de nuestros músculos para alargarse, mayor será su rango de movimiento articular, además de necesitar menos energía para realizar este recorrido. En el ámbito cognitivo, nos ayuda a ser más analíticos y creativos al enfocarnos hacia la búsqueda de soluciones. En el ámbito social, nos ayuda a propiciar buenos ambientes familiares y laborales al no entrar en conflicto con los demás y eso a su vez, nos ayuda a fortalecer nuestros vínculos afectivos y relaciones sociales. En el ámbito espiritual, nos proporciona armonía y paz interior a pesar de lo turbulento que pueda encontrarse el entorno y de esa manera poder fluir y avanzar en nuestros propósitos.
Soluciones disruptivas.
El término <<disruptivo>> se refiere a la acción de hallar o diseñar algo que la humanidad no habría previsto, algo totalmente novedoso cuya implementación provoca un cambio de pensamiento o conducta o estilo de vida en la gente. Esto como consecuencia de buscar alguna solución ante un determinado problema e interpretado como una oportunidad de negocio, es lo que se define como innovación disruptiva. Ejemplos de ese algo puede ser el desarrollo de cierta tecnología, la implementación de algún modelo o una mejora y optimización de determinado proceso. Este tipo de innovación sucede de un momento para otro, de manera radical y sin previo aviso.
En cierta forma podemos decir que es algo que rompe con alguna cosa o situación ya previamente establecida y hasta arraigada, pero con un toque de brusquedad, por lo innovador.
En la actualidad, las empresas se ven obligadas cada vez más a ser creativas, innovadoras, por lo que requieren gente que tenga en principio un enfoque a soluciones, pero una mayor ventaja es que cuente con esa capacidad de generar ideas nuevas, “locas”, capaces de desafiar y romper lo establecido en el afán de mejorar lo existente y empresarialmente llegar a posicionar un producto o servicio que rinda grandes rendimientos o en la preferencia del consumidor, lograr convertir como primera opción un determinado producto, un cierto servicio o a la misma empresa.
Liderazgo y coordinación.
Es bien sabido en el mundo empresarial y ejecutivo la importancia de ejercer un adecuado liderazgo, máxime en una época de vertiginosos cambios, de abruptos momentos de turbulencia, de periodos llenos de incertidumbre, de una permanente y aguerrida competencia, de mercados sensibles y demandantes, de economías inestables, de racionamiento de recursos naturales, materiales y financieros, de movimientos sociales ante la presencia de guerra, hambruna, migración, pandemia, de la incursión de nuevas tecnologías y demás.
A todo nivel organizacional, sean gobiernos, empresas, ONG, instituciones, comunidades, escuelas, familia, es imperativo la presencia de un liderazgo capaz de mover a la gente a actuar y coordinar las diversas acciones en aras de hacer que las cosas sucedan.
Se requiere un liderazgo que empodere, faculte y facilite la labor de sus colaboradores tanto en lo individual como en lo colectivo para que de manera cada vez más auto-gestiva, los equipos de trabajo logren sus metas en tiempo y forma.
Capacidad de negociación.
Cabe aclarar que la negociación es un proceso de discusión que se establece entre las partes, por medio de representantes si son grupos, y cuyo objetivo es el de llegar a un acuerdo aceptable para todos. Obviamente que también es una habilidad el saber jugar con las variables y recursos disponibles para obtener en esos acuerdos las mayores ventajas posibles.
Para que una diferencia pueda resolverse a través de la negociación son imprescindibles tres condiciones:
- Que haya un mínimo de intereses comunes o complementarios de las partes.
- La existencia de una motivación por ambas partes de encontrar un acuerdo.
- La existencia de una autonomía reconocida recíprocamente.1
Sus objetivos pueden ser: resolver puntos de diferencia, ganar ventajas para una persona o grupo, diseñar resultados para satisfacer varios intereses, mejorar situaciones actuales, resolver conflictos o llegar a un punto neutral de la información.
Un principio básico es que toda negociación debe dejar a ambas partes parcialmente satisfechas, esto marca que el procedimiento fue llevado a cabo de forma inteligente y correcta, ya que ninguno de los bandos obtiene todo lo que desea ni pierde todo lo que posee.
Para ello se requiere hacer uso de la interacción social convirtiéndose en un factor importante, ya que alude a la realidad humana de todas las partes involucradas, con sus distintas personalidades, realidades, necesidades, intereses, emociones, formas de pensar y creencias. En una negociación se tiene a dos o más individuos intentando generar beneficios para sí, para alguien más o para una organización a la que representan, pero lo hacen a partir de su propia realidad humana, con sus implicaciones emocionales y psicológicas, con sus formas de pensamiento y patrones de conducta. Eso hace que esta interacción sea un factor esencial en las negociaciones y del que se derivan como consecuencia diversas situaciones que suelen o pueden presentarse dentro de ellas.
Es por ello que un líder como un administrador, a todo nivel, está continuamente afrontando situaciones que afectan intereses y requieren lograr consenso, acuerdos, convenios y todo es finalmente una negociación, por tanto, es fundamental saber negociar y desarrollar todas aquellas habilidades que participan en un proceso donde se debe saber exponer y producir beneficios como substancia que da lugar a buenos arreglos.
Gestión de operaciones.
La gestión de operaciones consiste en sistematizar la dirección y el control de un proceso empresarial en la transformación de los recursos, que se denominan insumos, en bienes o servicios acabados para los consumidores o clientes (productos).
La gestión de operaciones incluye la aplicación sistemática del proceso administrativo, el cual incluye la planificación, la organización y la supervisión de los procesos como el de gestión de inventarios, producción, operaciones de servicios y de muchos otros procesos de negocios.
En este sentido, la función de la gestión de operaciones es precisamente optimizar procesos para generar valor y así asegurar la satisfacción del consumidor y la eficiencia de la empresa.
Su relevancia aflora porque permite a las empresas mejorar la eficiencia de cualquier proceso –administrativo, comercial, de manufactura, de información, de logística- al reducir tiempos y costos. Por otro lado, asegurar la calidad y consistencia de los productos y servicios, con ello, impactar en la satisfacción del cliente y así lograr conquistar su preferencia y lealtad.
Es de ahí la importancia de que las Áreas de Recursos Humanos se aseguren de contar con líderes y Gerentes que sean capaces de gestionar los cambios que se deriven de las innovaciones dentro de su organización, al tener que lidiar con actitudes reactivas de la gente ante el temor a la incertidumbre, ante la resistencia a lo novedoso por apego a lo establecido, ante la defensa de intereses y privilegios, ante la serie de creencias y paradigmas por tradición o costumbre, ante el dilema de marcar prioridades y en ello la asignación de recursos monetarios y humanos y demás interferencias.
Por todas estas razones es imperativo que las áreas de Recursos Humanos proporcionen a sus asociados Programas de Capacitación enfocados al Desarrollo Personal para trabajar todos esos aspectos íntimos de personalidad que como afectan y entorpecen la dinámica de trabajo como Programas de Desarrollo de Habilidades Ejecutivas que coadyuvan a un mejor desenvolvimiento laboral al margen del bagaje técnico ya adquirido por el personal en la escuela.
Maestro en Desarrollo Humano y Master Coach Ricardo Alonso