Todas las empresas de un modo u otro innovan, ya que estar en el mundo de los negocios implica entrar al juego de la competitividad porque de ella depende su continuidad y crecimiento. No obstante, pocas empresas son conscientes de lo que hacen: estudios recientes del Instituto Nacional de Estadística han desvelado que sólo aproximadamente un tercio de las empresas declaran ser innovadoras de una manera consciente, esto quiere decir que existe un gran porcentaje de empresas que podrían estar haciendo uso de la llamada innovación oculta o de plano, no están haciendo nada al respecto.
El problema es que no basta con ser productivos, dado que el mercado cambia con la incursión de la tecnología, por tanto, empresas que no se dediquen a invertir y aplicar la tecnología disponible a sus procesos administrativos o de manufactura que les generen mejoras o innovaciones en sus servicios o productos, en poco tiempo van a perecer.
Ahora, aquellas que opten por implementar la tecnología para realizar mejoras en sus procesos y hacerlos más cortos y eficientes para así reducir costos, optimizando tiempos, estandarizando la calidad, manteniendo sus precios a niveles atractivos sin menoscabo de sus utilidades, van a requerir estar conscientes de la necesidad de experimentar cambios y más si se trata de implementar nuevas plataformas o sistemas de información más poderosos.
La innovación tecnológica está impactando a las organizaciones y en general a la sociedad a mi juicio en 4 aspectos: generación de competitividad, compensaciones, comodidad y cambios. Se puede ver claramente a raíz de la aparición del COVID-19, que aceleró la incursión de la virtualidad, provocando precisamente una diversidad de cambios personales, familiares y laborales
Obviamente que toda empresa debe estar preparada para responder a lo que la competencia ofrece y presenta al mercado, pero lo mejor es convertirse en esa entidad vanguardista que enfoca sus esfuerzos hacia la innovación y estimula la creatividad de su gente en todo orden. Esa es la mejor forma de posicionarse y mantenerse en el mercado, no nada más conformándose con satisfacer necesidades, sin o propiciar productos o servicios que despierten nuevas necesidades. De esa manera siempre está en una posición competitiva.
La retribución a los esfuerzos de ser mejor, no se dejan esperar cuando una organización se aplica lo suficiente para adaptarse a las nuevas condiciones que el mercado impone o demanda, porque éste ante ofertas atractivas de productos o servicios, responde de inmediato al percibir los beneficios de eso novedoso.
La experiencia indica que las organizaciones se esmeran en producir productos o diseñar servicios con apoyo de la tecnología para satisfacer lo mejor posible un sinfín de necesidades que demanda el mercado, todo con el objeto de garantizar eficiencia, seguridad y comodidad.
Por último y no menos importante, es natural que, al incluir las innovaciones tecnológicas en los procesos productivos de las empresas, eso va a implicar cambios en distintas magnitudes, pues impacta en la necesidad de reformular procesos, estilos de trabajo, dinámicas laborales, formas de comunicación, presentación de nuevos productos o servicios, que van a propiciar implicarse en nuevos proyectos que sustenten lo que se busque obtener de dichas inversiones.
Para ello, cada organización debe prepararse para manejar lo que implica entrar en un proceso de cambio y para ello cabe preguntarse, ¿qué se intenta con llevar a cabo la ‘gestión del cambio? La intención al gestionar el cambio es buscar la forma de facilitar y conseguir la implementación exitosa de los procesos de transformación, esto es, para que sea esta transición exitosa, implica no nada más la tarea de llevar a cabo la adaptación de la nueva tecnología, sino principalmente se requiere trabajar con las personas para que asimile lo que va a implicar los cambios de lo novedoso y por otra parte, facilitar la aceptación a lo nuevo y así reducir las posibles resistencias naturales producto de los viejos hábitos y la seguridad que ofrece la zona de confort al verse confrontados.
En síntesis, el objetivo que persigue la gestión del cambio es fomentar, por una parte, la estabilidad, posicionamiento y el crecimiento futuro de la empresa ante la dinámica que presentan continuamente los mercados, así como facilitarle a la gente la asimilación de éste al ser forzados de alguna manera a salir de lo conocido e incursionar en lo novedoso. De esta manera, este proceso permite a las organizaciones mantener un estado constante de evolución. El reto ya no está en adaptarse al cambio, eso ya lo sabemos y lo vivimos; ahora es un nuevo paradigma tanto para las personas como para las organizaciones, y el nuevo reto consiste en adaptarse a la velocidad del cambio.
La gestión del cambio se puede realizar, siguiendo estos pasos:
- DEFINIRLO
Alinear a los líderes respecto a los objetivos estratégicos. Adicionalmente, se deben de identificar tanto las tareas que se deben llevar a cabo como los posibles responsables de su implementación.
- COMUNICARLO
Comunicar la visión, y la razón del cambio, para crear certidumbre, confianza, compromiso en las personas encargadas de su ejecución.
- DETALLARLO
Aclarar la visión de cambio en aspectos prácticos o sencillos para las personas y definir lo que significa esto para ellos. Asegurarse que comprenden bien las tareas que deben realizar y su trascendencia. Gestiona las posibles resistencias al cambio y describe los beneficios que conseguirá el y ella así como la organización.
- DESARROLLARLO
Mover a la organización al estado deseado y entregar las herramientas necesarias a las personas para su realización.
- ASEGURARLO
Asegurarse que el cambio sea factible, que los pasos se lleven a cabo de acuerdo a lo planeado, que la gente se adapte lo más pronto posible a lo nuevo y que los resultados esperados se hayan materializado.
Para ello se requiere tomar en cuenta y entender lo que va a suceder:
- Va a existir un cambio en el liderazgo
- Debe haber una continua comunicación y un total compromiso
- Va a surgir cierto impacto ante el cambio y hay que manejarlo
- Hay que tener métricos que nos ayuden a medir el cambio
- Se requerirá entrenamiento y transición de las personas involucradas.
Como se puede observar, la gestión del cambio tiene que ver con una serie de cambios que aparecen dentro del mismo, ya que, las empresas deben tener en cuenta cómo los ajustes o reemplazos internos impactarán en los procesos, sistemas y trabajadores. Existen tres tipos de gestión del cambio que toda organización puede implementar:
- Cambio de desarrollo.Permite mejorar los procesos y procedimientos de una empresa previamente establecidos.
- Cambio de transición.Aleja a las compañías de su estado actual hacia un estado deseado acorde a los objetivos estratégicos que sé persigan, que le permita resolver determinados problemas (fusiones y adquisiciones).
- Cambio transformacional. Altera la cultura y el funcionamiento de una organización bajo un marco de valores distinto.
Finalmente, es así como se comprende la gestión del cambio, un enfoque sistemático que se encarga de lidiar con la transición o transformación de los objetivos, procesos y tecnologías inmersas en una empresa. Para ello se requiere implementar estrategias para efectuar el propio cambio, controlarlo y ayudar a los colaboradores a adaptarse al mismo. Estas estrategias incluyen un procedimiento estructurado para realizar la transformación, así como un mecanismo para responder a las solicitudes y darles seguimiento.