El hombre es el único ser vivo sobre la faz de la tierra que tiene un don innato cuyo valor es altísimo, por eso, es un tesoro, algo que se tiene que cuidar y saber usar, ¡La libertad! Entendámosla como la facultad y como consecuencia también el derecho de elegir lo que sea ante la propia vida, de hacer uso durante su existencia de la propia voluntad.
Una de las grandes diferencias de las cuales goza el ser humano del resto de los seres vivos, es precisamente de que cuenta con esa facultad de ser libre, de actuar por sí mismo y no estar sujeto a la voluntad de nadie más, lo que en los animales como en las plantas, éstos pareciera que ya traen un programa preestablecido que los somete a vivir bajo ciertas condiciones, sin mayor opción de salirse de lo que ya está indicado. Hacen a la perfección lo que está ya indicado en su propia naturaleza. En cambio, el hombre no, pues al contar con ese libre albedrío, puede hacer de su existencia y porvenir lo que quiera.
Así como el planeta a lo largo del tiempo ha sufrido tantas transformaciones como parte de su evolución, el ser humano, no nada más ha sabido adaptarse a esos cambios, sino que ha ido más allá, ha sido el único ser que ha podido cambiar su propio modo de vida y con ello ha cambiado el mismo mundo en el que habita. Es de asombrarse como ha sido capaz de incursionar tanto en el micro mundo (ese mundo infinitamente pequeño que a simple vista no se percibe), como en el macro mundo (salir y navegar por el espacio hasta llegar a otros lugares lejos de nuestro planeta), simplemente haciendo uso de su propia libertad para elegir algo y ante ello, a la vez, disponerse a utilizar sus múltiples capacidades. Así como también, ha optado en estudiarse a sí mismo, en su afán de descubrirse, de controlarse y de expandirse en todos los aspectos que lo componen: físico, mental, emocional, espiritual y social.
Entonces, dado que los animales nacen programados, el hombre nace sin programa alguno. El hombre nace como un libro en blanco, provisto de hojas para ser escritas por él mismo. Así entonces, tú puedes escribir lo que quieras escribir, porque será tu propia creación, y de acuerdo a lo que tu elijas, eso es lo que a la postre, te gustará o disgustará, te sentirás satisfecho o no, te quedarás complacido o arrepentido, agradecerás o te quejarás. Date cuenta desde ahora mismo, en qué postura regularmente te encuentras para seguir en el camino correcto o hacer un verdadero cambio que te ofrezca mayores gratificaciones.
Como dice Osho, <<el hombre no solamente es libre … el hombre es la libertad misma, es su núcleo esencial, su alma>>. Cuando se le niega la libertad al hombre, se le quita su mayor tesoro, su reino; entonces se convierte en un mendigo al vivir en condiciones de probables, peor que los animales, porque al menos ellos, están dotados de un programa.
En cuanto comprendas que tú, como ser humano, naces como la libertad misma, abres un umbral de conciencia sobre todas las dimensiones posibles a las que tienes acceso. Entonces, depende de ti qué ser o qué no ser.
Esto que te acabo de decir es trascendente, porque la vida se convierte en una aventura, en una continua exploración y descubrimiento de esos dos mundos en los que vives a diario, el externo (todo lo que te rodea) y el interno (todo lo que eres) y en esa relación, se da el desarrollo y la evolución en ambos mundos, ya que tanto tú lo impactas para bien o para mal con tus actos, como él, en sus fenómenos también te impacta a ti, generándote bienestar o malestar. Como decía Aristóteles, <<el valor intrínseco de la vida depende de la conciencia y del poder de contemplación, no de la mera supervivencia>>.
Naturalmente da miedo ser libre, porque ser libre implica hacerte cargo de ti mismo, de asumir la responsabilidad de tu propia existencia, de responsabilizarte de tu propio destino como de tu propia condición, y con ello afrontar un cúmulo de riesgos. En algún momento de tu vida, te das cuenta que no sabes qué hacer, a qué dedicarte, a dónde ir, y en qué va a acabar todo esto. Efectivamente, no eres un producto confeccionado, eres una piedra en bruto y tu responsabilidad es convertirla en una pieza de arte, tú eres tu propia creación. Es cierto que tú tienes un proceso biológico del cual no tienes control de él, aunque, aun así, tienes la facultad –por ser un ente libre- de trastocarlo o de interrumpirlo, es decir, actuar en contra de ti mismo. Sin embargo, fuera de eso, eres dueño de tu inteligencia y voluntad para desenvolverte en este mundo y hacer de tu existencia lo que quieras. Viniste a este mundo a experimentar la vida con entendimiento y amor y no a vivir sin molestia ni perturbación.
No evites esa responsabilidad, al evitarla pierdes el compromiso contigo mismo de vivir la vida. Siempre tienes la opción de hacer de tu vida lo que quieras, una espectacular y maravillosa o desastrosa y miserable experiencia. Cuanto antes lo aceptes, mejor, porque dejarás de perder un valioso tiempo al empezar a crearte a tí mismo inmediatamente.
¿Cómo? Parte de lo que digo, << Así como el mundo me cambia, yo también cambio al mundo, es cuestión de reciprocidad >>. Utiliza el mundo exterior como ese gran laboratorio en el que, al hacer una inmersión en cada experiencia que te ofrezca día a día, puedas observarte, descubrirte, aceptarte, retarte, rediseñarte y expandirte. Nadie te hace nada, sólo te hacen ver aquello que necesitas sanar, corregir, reafirmar o cambiar. En el momento que empiezas a crearte (al incursionar o experimentar algo diferente, novedoso, desconocido) surge en ti mismo entusiasmo, alegría, gozo y cuando hayas terminado de crearte, surgirá una sensación de satisfacción y realización.
Ya dije que la libertad da miedo, y ese temor tiene fundamentos: 1) porque eres el único responsable de tu vida ante la incertidumbre, 2) porque hay el continuo riesgo de equivocarte y hacer lo que no quieres hacer, 3) porque cabe la posibilidad de echarlo todo a perder al elegir ser lo que no quieres ser, 4) porque en la ignorancia, llegar a dañar o afectar tarde o temprano a los que te rodean. La libertad significa elegir entre lo que está bien, lo que es correcto, lo que es bueno como lo que está mal, incorrecto o malo, tanto para ti como para los demás. Ese es el dilema. ¿Cómo saber distinguir? ¿Cómo tener el tino? ¿Cómo evitar la confusión? ¿En qué apoyarte para elegir bien? Para eso están, por un lado, los valores y por el otro, las metas. Los primeros, te sirven para guiarte, orientarte, inspirarte, regularte ante esa libertad de ser y hacer lo que queramos ante tanta oferta de cosas y frente a tantas y tantas situaciones que de no tenerlos, puedes fácilmente perderte y de paso atropellar y afectar a otros; y los segundos, te dan rumbo, dirección, propósito, enfoque ante tantas opciones, que de carecer de ellas, también te perderías en un incesante activismo sin sentido bajo un bombardeo de tantas y tantas distracciones y entretenimiento y al término de los años, te darías cuenta de lo vacía que ha sido tu vida.
Por siglos el ser humano ha vivido dormido y actuando en función a tradiciones y rituales enmarcados en un sistema de creencias colectivas en las que se le enseñó por una parte a depender de ídolos para sobrevivir o a obedecer sumisamente y hacer todo lo que se le indicaba , sin embargo, en este proceso de evolución, a partir del siglo XIX donde los pensadores de aquella época dieron pie a reconocer al hombre como un ser único, irrepetible, libre, responsable, pensante, lingüístico y social, y con ello, se le empezó a darle la dignidad que le corresponde como el ente más evolucionado de los seres vivos y a través de los subsiguientes años, en esa expansión de conciencia, se ha empezado también a honrar y dignificar a la par a las mujeres, a los animales, a las plantas y desde hace unos años a la naturaleza, trasquilando y derrumbando las viejas estructuras e instituciones retrógradas para darle entrada al ser humano. Pero al final de todo esto, nos volvemos a centrar en ti.
Tú eres esa entidad que sirve de puente, capaz de conectar dos mundos, el mundo físico y el mundo divino, lo inconsciente y lo unitivo, y esto lo logras mediante la expansión de conciencia -capacidad de percibirte a ti mismo y al mundo que te rodea- Desarrollas tu conciencia y conquistas más libertad y control de ti mismo. Esto significa saber lo que quieres y cómo lo quieres y poder, significa, ser capaz de llevarlo a cabo. No estás desprovisto ni desprovista, cuentas con todos los recursos para realizar tus sueños, tus anhelos, tus propósitos, tus proyectos, tus objetivos y tus metas. Sin embargo, tu tarea es precisamente definir cada uno de ellos y es donde necesitamos ayuda, una para hacerlo y otra para llevar a cabo las acciones pertinentes y así vivir tu vida como tú quieres, no como otros lo indican.
La mente normal y condicionada siempre descarga la responsabilidad en otros, generalmente culpa a los demás. Es siempre el otro el que te lastima, el que te hace sufrir. Tu esposa te hace sufrir, tu marido te hace sufrir, tus hijos te hacen sufrir, tus padres te hacen sufrir, tu jefe te hace sufrir, algún compañero te hace sufrir, o si no, el sistema económico de la sociedad, el capitalismo, el comunismo, el fascismo, te hace sufrir, la estructura social, el destino, karma, Dios… te hace sufrir. Como ya, te diste cuenta, culpas a cualquiera.
La gente en general se inventa un sinnúmero de razones e inventa historias para no asumir su responsabilidad. Excusas y más excusas para eludir dos ideas fundamentales: tú eliges ante lo que la vida te presenta y eres el único responsable de ti mismo.
¿Cuál es el camino a seguir? Estudia Coaching de Vida con nosotros, porque ahí vas a descubrir ese gigante que está dentro de ti capaz de conseguir lo que ahora se ve imposible, vas a aprender cada vez a tomar más control de ti mismo, vas a descubrir lo que es importante y valioso para ti, vas a poder elegir con absoluta convicción lo que consideras que es bueno para ti, vas a empezar a hacer cambios que cada vez te reafirmen y empoderen más, como también, de esa manera, vas a ayudar a otros a tener un espectro mayor de posibilidades, provocar y construir estados emocionales más sanos, así como también encausar su vida hacia metas más desafiantes que les conduzcan a alturas insospechadas.
¡Es cuestión de ELEGIR YA!
Por Master Coach Conrado Carlos Alonso Izaguirre