Durante todas las épocas que registra la historia y posiblemente desde antes, el hombre ha estado luchando para realizar una existencia diferente. Los mitos que le fueron inculcados épocas pasadas le han hecho creer que estaría mucho mejor si pudiese mejorar sus circunstancias por lo tanto, se juzga a sí mismo, a otros y a sus propias circunstancias como buenas o malas. Trata de vencer y realizar el bien. Al tratar de hacer esto último, ha desarrollado y utilizado muchas formas de violencia dadas las discrepancias y competencia que se han gestado entre los diversos grupos sociales formados que están tratando de realizar algo diferente y con ello, han generado guerras y derramamiento de sangre. Naciones, instituciones, organizaciones, clanes, clases y grupos tratan de controlar y culparse unos a otros por ser la causa de sus propias fallas al tratar de realizar cambios que lleven hacia el bien. Gran parte de la historia se ha caracterizado por eventos enmarcados de poder, revanchismo y venganza.
En ese tenor, pareciera que el mundo se mueve bajo cuatro ideas fundamentales, mismas que se les enseñan al hombre. Estas ideas son: ideales, perfeccionamiento de sí mismo, señales, demostraciones y por último la culpa.
La idea que tiene el mundo de lo que es ideal.
Hay ideales de lo que se puede y “debe ser” al igual que de “lo que debió haber sido”. Esta idea surgió a raíz de la experiencia del nacimiento. Apareció del mundo uterino donde virtualmente se encontraba sin perturbación alguna y determinó que su propósito de vivir era para recuperar ese estado inerte, de no perturbación. Por tanto, el ideal es vivir en un estado de placer, y de comodidad perpetuo sin tener que experimentar jamás algo que altere dicha condición, sea física, emocional o mental. La vida será ideal si puede ganar comodidad y escapar del dolor, atención y escapar de la ignominia, de la aceptación y escapar del rechazo, ganar aprobación y escapar de la desaprobación, adquirir prestigio y reconocimiento como escapar de la crítica, ganar un sentido de importancia y escapar de la inferioridad, experimentar una sensación de justicia y escapar de la injusticia, así como tener control sobre los demás y evitar la traición. A esto se le conocen como necesidades psicológicas, y a través de ellas, el hombre ha establecido la creencia de que por el hecho de existir, debe tener control, influencia y poder sobre los demás con tal de vivir sin molestia ni perturbación alguna.
La idea que tiene el Mundo sobre el perfeccionamiento de sí mismo.
El hombre puede llegar a este estado ideal de no perturbación ni molestia alguna por medio de la idea de perfeccionamiento de sí mismo.
Este proceso inicia desde que es bebé y continúa toda la vida. De ahí la exigencia en su aprendizaje y la postura inadmisible sobre el error. Es aquí donde aprendemos mecanismos como la queja, culpa, justificación, evasión, cerrazón, complacencia, sumisión, rebelión, venganza con tal de estar cómodos y tranquilos.
La idea que tiene el Mundo sobre señales y demostraciones.
La necesidad de demostrarle a los demás que uno está mejorándose, progresando o superándose. Cuando uno logra satisfacer esas necesidades a los ojos de los demás, siente que ese es un indicativo de mejora o superación.
Tiene un continuo afán de demostrar de diversas maneras que trasciende su vida. Nótese los comunicados que hace la gente en las redes sociales, sobre todo en facebook.
Cuando un individuo recibe una señal de que está mejorando, comienza a sentir que sabe lo que es bueno y que está en el camino correcto y lo manifiesta como símbolo de éxito ante los demás que le rodean y así eleva el valor de sí mismo. Cree que tiene suficiente sabiduría, conocimiento y habilidad para ganar lo que considera es importante. Se dice que una persona que se ve de esa manera, se convierte en vanidosa, presumida, y orgullosa, y se afana en lograr y defender una imagen falsa de sí misma.
La idea que tiene el Mundo sobre culpar.
Cuando un individuo no percibe una señal de que se ha superado desde el patrón socialmente establecido y aceptado, comienza a sentirse frustrado y hasta fracasado, entonces, como mecanismo de defensa, culpa a algo o a alguien y toma el papel de víctima; lo que él cree que es la causa de su desventura, porque siente que otros están en su contra, estorbándole, bloqueándole y resistiéndole, por tanto, se desarrolla el habito de compararse, de generar competencia y se hace toda clase de esfuerzos para sobresalir y ‘demostrar’ lo que valemos.
Tarde o temprano, ante estas formas de pensar, el ser humano aprende que en el mundo hay que tener ideales, se tiene que identificar con muchas cosas a su alrededor para encajar de alguna forma en la sociedad, luchar para sobresalir en ella y así cubrir expectativas de los demás, demostrar a toda costa progreso y reflejar éxito. Por ello encontramos egoísmo, anti-amor, resentimiento, angustia, envidia, celos, control, conflicto, lucha y resistencia; es un mundo donde no existe la paz, o al menos ésta se convierte en un ideal más.
La línea espiritual de la enseñanza
Existe otro mundo, el espiritual. Está formado por otra línea de pensamiento y tiene cuatro enfoques: autoconocimiento, fe, gracia y amor. Se dice espiritual, porque va más enfocada a analizar y estudiar el ser del individuo. Cabe preguntarnos, ¿estamos a gusto donde estamos? ¿Qué otro camino nos gustaría tomar que sea más gratificante? ¿Continuamos usando las ideas del “mundo exterior” o incursionaremos hacia el “mundo interior”?
El primer paso es comprender que hay cuatro fuerzas involucradas en todo fenómeno y que éstas están a nuestro servicio para nuestro propio crecimiento. Estas fuerzas son: iniciativa, resistencia, forma y resultados.
Iniciativa: Esa fuerza impulsora que aspira alcanzar o lograr algo e invita a la acción;
Resistencia: Al momento de plantearse un objetivo o meta, aparecen una serie de obstáculos que actúan como fuerzas opositoras y se anteponen a esa iniciación. Fuerzas que interfieren ante la libre fluidez de las acciones hacia lo deseado. Aquí se ve confrontada la persona ante la dificultad de lograr sus sueños, anhelos, propósitos, proyectos, objetivos y metas de toda índole. Gracias a ella, nos impulsa a sacar recursos inexplorados.
Forma: Es la manera en que se va avanzando a raíz de las interacciones de las dos fuerzas anteriores.
Resultados: Lo que se logra al final del proceso donde las tres fuerzas participaron.
Obviamente existen muchos enfoques en la tarea de abordar el tema de la espiritualidad, dado que así como el “mundo exterior” es infinito, así mismo el “mundo interior” es altamente vasto, y del cual desconocemos mucho, ya que nuestra atención siempre ha sido hacia afuera, de ahí los grandes avances científicos y tecnológicos, al grado que el hombre ha incursionado exitosamente tanto en el macro mundo (espacio) como en el micro-mundo (células, electrones), pero por desgracia no van aparejados con el desarrollo humano, éste ha sido demasiado lento, al ser testigos de grandes aberraciones en el comportamiento de los humanos en pleno Siglo XXI.
En este campo, podemos decir que para lograr ese despliegue del potencial del ser humano que lo lleve a crear un mundo distinto y tener una vida más gratificante, bajo aquellos estados elevados como es el entendimiento, gratitud, seguridad, paz, realización, felicidad, satisfacción, plenitud, santidad, trascendencia y hasta iluminación es necesario atender cuatro aspectos fundamentales como son el Autoconocimiento, Fe, Gracia y Amor.
Autoconocimiento. La primera línea de acción que toda escuela esotérica propone es ésta, de que el hombre se estudie y descubra a sí mismo. Conocimiento de sí mismo es poder ver todo lo que está sucediendo dentro de sí –en el ser que ya maduró bajo muchas influencias diferentes- y qué es lo que produce tales reacciones, así como descubrir los muchos y diferentes centros de motivación que existen dentro de su interior. Acrecentar su conciencia al poder ver dentro de sí mismo lo que realmente es así como también reconocer esa imagen falsa que ha desarrollado tratando de ser diferente, las creencias y necesidades que le ha llevado a complacer para lograr la aprobación de las que han llegado a ser las exigencias de sus autoridades. Descubrir la forma de conducirse y lo que ha construido alrededor de sí mismo en su afán de vivir bajo la ilusión de tener confort, placer y escapar del dolor a todo nivel, físico, emocional, mental y espiritual.
Ver la forma en que se relaciona con los demás, identificar y hacerse cargo de todas aquellas molestias que se le detonan ante los comportamientos o situaciones que vienen del mundo exterior, identificar sus reacciones y conductas que le hacen luchar o huir ante los conflictos, observar su condicionamiento para luego liberarse de él y descubrir lo que verdaderamente quiere experimentar y lograr en la vida.
El conocimiento de sí mismo es un estado donde uno reconoce e identifica todas esas creencias y juicios como patrones y hábitos que se albergan en su interior y que lo hacen que sea como es y que le limita a como puede ser y estar. Recuerda que un hombre que se conoce a sí mismo confiesa que no ha estado consciente de lo que hace y no posee libre albedrío.
Fe
Es hacer uso de la habilidad de tomar una resolución ante algo. Determinarse a pesar de las posibles adversidades externas como internas (creencias, hábitos), así como los conflictos internos que surgen como: complacer a alguien o atender su propio llamado. Los muchos “deber ser” representan muchas mentes y voluntades que causan duda, temor, confusión, y van en contra de nuestros propios intereses y propósitos.
La fe le llega al hombre después de que se conoce a sí mismo y ya no se deja manipular ni controlar por los “deberías”, logrando así ser un ente más libre y auténtico. Para tener esta clase de fe, despertar ese poder de autogestión debe trabajar en el conocimiento de sí mismo.
Gracia
Gracia se puede entender como bienes no merecidos, obsequios de la vida. Somos agraciados de muchas maneras por lo que tenemos motivos para estar agradecidos, pero para ello tenemos que darnos cuenta de ello y dejar de dar las cosas como asentadas al ser objeto de regalos, bendiciones, beneficios que no ha hecho nada para merecerlos y eso es conciencia. ¿De cuántas cosas has sido beneficiado sin haber hecho mayor mérito para ello? Esto nos permite ver que hay un poder superior a la inteligencia del hombre.
Amor
El hombre es el único ser sintiente que puede experimentar el amor en mayúscula. Los griegos en su sapiencia, hicieron una serie de distinciones alrededor del amor y estas son:
Amor Pia: es el amor que se da entre padres e hijos y viceversa; Amor Eros, es el amor que se profesan entre un hombre y una mujer, ese amor que genera pasión, atracción y admiración y el Amor phylos: es ese sentimiento que despierta cariño y aprecio a hermanos, amigos, animales, objetos y cosas en general. Sin embargo, a cierto nivel bajo de conciencia, este amor se ve afectado por los condicionamientos sociales y por ello se llegan a condicionar de acuerdo al nivel de cumplimiento de expectativas.
Sin embargo, el ser humano puede ir más allá, a propiciar un amor fuera de expectativas y condicionamientos, un amor espontáneo y libre y este se definió como Amor Ágape.
Este nivel de amor es abierto, acepta, aprecia y admira a las personas o las cosas o acontecimientos tal como son, conforme se presentan con todas y sus imperfecciones, en total comprensión o entendimiento. El hombre con ágape manifiesta un sentimiento diferente por su prójimo y por sí mismo, fluye sin conflicto como se dan los acontecimientos y los goza tal cual. Puede ver que la cólera, el resentimiento, los celos, la envidia, el odio, el miedo, son emociones que se basan en ideas infantiles.
Estas cuatro ideas: Conocimiento de sí mismo, Fe, Gracia y Amor deben de ser reconocidas y después experimentadas antes de que se puedan comprender correctamente, porque esta comprensión irá aflorando en la medida de su práctica.
Muchos hombres no tienen ningún interés en hacer el trabajo porque es más cómodo no pensar, no esforzarse, no descubrirse, no responsabilizarse de sí mismo y mejor seguir empujado por la corriente de las masas, aparentando lo que no es, mendigando aceptación y atención a su persona, buscando afanosamente aprobación y reconocimiento de los demás justificándose, culpando, quejándose, haciéndose la víctima y conformándose con las migajas que le da la vida por no querer pensar y decidir qué querer en la vida.
En sus lecciones, los grandes maestros conocedores de que los seres humanos están ubicados en diferentes niveles de conciencia, usan alegorías, parábolas, cuentos, metáforas, historias para darnos un indicio de las ideas espirituales. Porque uno es quien tiene que encontrar el significado interioir del mensaje, aquello que nos haga resonancia. Si una persona ve lo obvio, el significado queda a un nivel literal, superficial y creerá que ya lo entendió, que ya lo sabe y por lo tanto jamás conocerá el significado verdadero.